La investigación

La investigación sobre el paisaje fortificado de época moderna en el Baixo Miño se ha desarrollado desde un marco conceptual, teórico y metodológico muy concreto que se ha ido diseñando a lo largo de una dilatada experiencia en el seno del grupo de investigación en el que trabaja el equipo que ha desarrollado esta web, en concreto dentro de la especialidad de Arqueología de la Arquitectura, cuya andadura se inicia en el año 1997, desde la que hemos abordado el estudio de otros paisajes fortificados y de otros espacios arquitectónicos, tanto de edificios históricos como de conjuntos monumentales o de cascos urbanos. Al mismo tiempo, nuestra participación en distintos proyectos en los que se ha llevado a cado el desarrollo de metodologías de registro o conceptualización del patrimonio, han contribuido en gran medida a este proceso de diseño e implementación de un método de trabajo.

Valorándolo con distancia, desde el comienzo de nuestro trabajo este marco se ha ido ensanchando a medida que nuestras necesidades de investigación se ampliaban y que nuestra visión sobre la arquitectura y el paisaje y la relación entre ambos se iba enriqueciendo. Visto hoy, con cierta perspectiva, se puede llegar a pensar que tal vez sea un marco estrecho y que la Arqueología de la Arquitectura y la Arqueología del Paisaje sean insuficientes para captar todos los matices que los espacios construidos nos proporcionan, probablemente sea así. Pero lo cierto es que adoptar ambas perspectivas de investigación nos ha permitido, precisamente, aunar, ampliar, abrirnos y buscar sinergias con otras disciplinas y otras perspectivas. Creemos que ambos enfoques teórico-metodológicos, al haber adoptado ciertos conceptos de arquitectura y paisaje, nos han permitido generar aproximaciones al patrimonio construido mucho más abiertas, dinámicas y, al final, transdisciplinares que las que habríamos conseguido con otros enfoques más tradicionales. Se puede ampliar más el marco, pero nuestra propuesta pretende aunar ambas perspectivas sin renunciar a la potencialidad de cada una de ellas, a través no del desarrollo de nuevas arqueologías, que sólo seguirían contribuyendo a la fragmentación del discurso arqueohistórico (Mañana et al. 2002: 23), sino para servir a nuestro propósito de articular estrategias de investigación en torno a proyectos o programas que realmente focalicen sus objetivos sobre el patrimonio, desarrollando perspectivas de investigación y métodos de trabajo realmente adecuados al objeto, y no a intereses disciplinares o curriculares.

Por otra parte, la introducción de la Arqueología de la Arquitectura dentro del grupo de investigación en Arqueología del Paisaje dirigido por Felipe Criado Boado (Mañana et al. 2002: 12-3), en el cual se había desarrollado un plan de investigación centrado en el estudio de los paisajes construidos durante la Prehistoria en el NW de la Península Ibérica a través del análisis de la concepción territorial, la forma de conceptualización del espacio y construcción del paisaje generados por las diferentes sociedades que habitaron nuestro país en ese periodo (Id.: 12). El estudio de estos paisajes se había llevado a cabo desde una escala macroespacial, aportando aspectos sobre la ubicación de los espacios habitacionales, los patrones de emplazamiento, los sistemas de ocupación del espacio y las condiciones medioambientales y de subsistencia, pero era necesario contrastar los modelos a escala macro con otros que permitieran completar y matizar la visión de los paisajes prehistóricos, por lo que se propuso abordar el estudio a escala microespacial del registro arqueológico, lo que nos llevada directamente al análisis de la arquitectura. Inicialmente este estudio se centró en dos tipos de arquitectura, la funeraria y la doméstica (Id.), pero la introducción del análisis del registro arquitectónico conllevó además ampliar el periodo cronológico en el que se había centrado el plan de investigación que mencionamos arriba, para trabajar también con arquitecturas de períodos postclásicos, lo cual conllevó, además, comenzar a tratar construcciones con otras funcionalidades como las vinculadas a la arquitectura de poder (arquitecturas eclesiásticas y fortificaciones), y, por extensión, con la caracterización de los paisajes en que estas se ubican y que contribuyen a construir. Trabajar con el registro arquitectónico suponía acceder a otras claves para la comprensión de las formaciones socioculturales estudiadas, pues aportaba una importante información que permitía “ver de diferente forma los factores de orden individual, social, político-económico, subsistencial y simbólico que prevalecían en las comunidades del pasado.” (Id.). A partir de estos planteamientos y de la adopción del estudio de la arquitectura desde la Arqueología de la arquitectura en el seno de este grupo de investigación, se diseñó un programa de investigación integral centrado en la arquitectura y los espacios construidos que se acabó articulando en cuatro sublíneas de investigación: la monumentalidad megalítica, los espacios domésticos de la Edad del Hierro, la arquitectura histórica y los espacios agrarios.

El objetivo entonces de la introducción de la Arqueología de la Arquitectura en nuestro grupo fue, por una parte, el cambio de escala macroespacial a una microespacial, por otra parte, la ampliación de nuestra óptica arquitectónica para abarcar el estudio de nuevos periodos y de estructuras con otras funcionalidades. Trataremos ahora de esbozar las dos grandes estrategias de investigación en las que se articula este programa y esta tesis, comenzando por aquella que ha constituido la seña de identidad de nuestro grupo y que sirvió de base conceptual inicial a nuestro trabajo.